Hoy ha sido un buen día, a primera hora, mientras comprobaba: emails, whatsapps y noticias, me susurraron que un poeta decía que cada cosa que aprendemos es una mentira menos que nos pueden contar… Ya en el garaje, mientras sacaba el coche, aún le daba vueltas a esa idea.
Por la tarde, tocó el café semanal, esta vez, en una cafetería-pastelería, que sorprendentemente sólo estaba ocupada por mi madre cuando llegue. Al verme apagó su libro, y me dijo mientras sus ojos buscaban al camarero: “Sólo escucha”. Me quite la chaqueta haciendo el menor ruido posible, y agudice el oído, tras algunos indecorosos segundos, descubrí que sonaba: "The Sound of Silence"; le guiñé el ojo, mientras me sentaba, y también me susurró: “Hay momentos en que el silencio, es el mejor sonido que nos puede acompañar”, y yo pensé que en estos tiempos de vocerío, era todo un lujo. Con el frío que se está colando (a pesar de ser mediados de abril) nos decantamos por un par de capuchinos de matcha y chocolate blanco y, hablamos de que no queremos encallarnos en una vida que consiste en que por la mañana hay mucho que hacer, pero por la noche no se tiene nada que recordar; en que aún habiendo gente que le pasa, si tienen suerte —en algún momento— se darán cuenta de lo triste que es comprobar que los toboganes se han convertido en mecedoras; pero también los hay peores, los hay quienes ni siquiera se dan cuenta.

#mycoffeetime