Como ya he dicho, he partido de los sobrantes del arroz negro con sepia elaborado el día anterior. La ventaja, que igual que ocurre con la paella, al día siguiente el arroz tiene el sabor más integrado.

Cogemos una lamina de alga nori, estas vienen presentadas en un forma de cuadrado, como el objetivo es hacer un rollo, lo que hacemos es cortarla por la mitad, quedándonos forma de rectángulo. Colocamos el arroz a lo largo de la lamina, la cantidad de arroz la calculamos para que nos permita cerrar el rulo. Es importante trabajar con el arroz frio, ya que si lo ponemos caliente el alga se arruga y se rompe.

Una vez que tenemos el rollo, para sellarlo y que no se abra se hace como se cerraban los sobres antiguamente (no chupando), simplemente humedecemos un dedo en agua y pegamos la lamina sobre si misma. Para cortar el rulo en nuestras rodajas de morcilla hay que utilizar un cuchillo bastante afilado, humedecido con agua.

Una vez que tenemos las rodajas, las pasamos por un poco de harina y se les da un paso por la sartén con un poco de aceite, tan solo para dorarlo puesto que no olvidemos que el arroz ya está cocinado.

Para darle al plato un toque más de producto de tierra, le he presentado con unos sombreros de champiñón a la plancha.