Ante de nada, precalentamos el horno a 250º.

Utilizar masa de pizza ya preparada y envasada.

Lavamos las peras, y sin pelar, y con un descorazonador, extraemos el corazón, comprobar que no se quede ningún huesecillo dentro.

Con la ayuda de una mandolina, iremos laminando la pera en lonchas finas pero procurando que no se rompan.

Cortamos en rodajas finas el queso de cabra y las vamos colocando sobre la masa hasta cubrirla. Procuraremos no ponerlas muy al borde, para que al derretirse no se caiga por los bordes.

Seguidamente vamos colocando las lonchas de peras.

Con un cuchillo desmenuzamos un poco de queso de roquefort y lo esparcimos por encima de las rodajas de peras, sin excedernos en la cantidad, para que no tape el sabor de la pera.

Metemos al horno hasta que se dore y se fundan completamente los quesos.

Troceamos las nueces y reservamos.

Sacamos la pizza del horno y añadimos las nueces troceadas.

Con una cuchara cogemos un poco de miel y añadimos un hilo por encima de la pizza, no poner más de un hilo para no endulzarla demasiado.