Saltearemos las espinacas para no perder su intenso color verde y mantener el mayor número de sus propiedades.

Ponemos unas gotitas de aceite en una sartén y cuando se caliente, echaremos las espinacas cortadas o picadas para un mejor manejo de las mismas.

Las iremos dando vuelta para que se hagan por todos los lados, necesitan muy pocos minutos.

Retiramos las espinacas sobre un colador y seguido las pasamos a un recipiente donde pasaremos la batidora.

Les echamos sal y pimienta e incorporamos las yemas de los tres huevos, las claras las reservamos.

Ponemos las claras en un bol y las batimos hasta obtenerlas en punto de nieve bien firmes.

Las incorporamos al resto del preparado pero con ayuda de una lengua de silicona o cuchara de madera y movimientos envolventes.

Cuando ya esté bien mezclado, echamos nuestro preparado sobre una bandeja de horno con papel sulfurizado. Lo retiramos y alisamos bien.

Ponemos el horno a calentar a 180 grados y una vez alcanzada la temperatura precisa, introducimos la bandeja con calor arriba y abajo.

Apenas de 10 a 12 minutos, nos daremos cuenta de cuando está hecho nada más verlo.

Lo volvamos sobre un paño de cocina ligeramente húmedo, con el papel de horno hacia arriba. Quitamos el papel de horno y enrollados con ayuda del paño hasta que se enfríe, de esta manera cogerá la forma cilíndrica.

Una vez frío, lo untamos por su cara interna con el queso y sobre el espolvoreamos una pizca de eneldo, ponemos el salmón ahumado encima del queso.

Lo enrollados pero esta vez con ayuda de papel film y lo metemos en la nevera por un espacio no inferior a dos horas, esto nos facilitará cortarlo sin ningún problema y a disfrutarlo que está delicioso.