Comenzamos preparando el bizcocho, un simple bizcocho genovés o bien, un bizcocho comprado.

Para preparar la gelatina de fresas, lavamos y cortamos los péndulos de las fresas. Las troceamos y colocamos el vaso de la batidora. Trituramos hasta conseguir un puré.

Vertemos el puré de fresas en un cazo (podemos colar o no, eso según gustos) junto con el azúcar. Removemos y llevamos al fuego, dejando que llegue a hervir.

Cuando hierva, retiramos el cazo del fuego e incorporamos la gelatina que, ya llevará, 10 minutos a remojo en agua fría.

Forramos un molde con papel film y, vertemos la gelatina en él. Llevamos al congelador y dejamos endurecer mientras preparamos la mousse de queso.

Para la mousse, en un cazo ponemos 50 ml de nata, 35 ml de leche y 25 gr de azúcar. Mezclamos bien y llevamos al fuego. Dejamos hervir.

En un cuenco batimos 2 yemas de huevo y, vertemos la mezcla de nata y leche una vez haya hervido. Removemos sin cesar.

Agregamos 6 gr de gelatina hidratada y mezclamos con cuidado de que se deshaga perfectamente.

A continuación, añadimos 100 gr de queso y mezclamos bien.

Por último, añadimos 175 ml de nata semimontada y mezclamos bien hasta conseguir una mezcla homogénea. Vertemos esta mezcla en un molde (más grande que el molde donde hemos preparado la gelatina) y llevamos al congelador durante unos 10 minutos.

Pasado este tiempo, retiramos los moldes del congelador y, colocamos la gelatina de fresa sobre la mousse de queso.

Por otro lado, con el resto de ingredientes preparamos, de la misma manera que antes, otra mousse de queso que, vertemos sobre la gelatina. Alisamos para conseguir una superficie lo más perfecta que nos sea posible.

Por último, adornamos con las fresas (opcional) y llevamos al congelador durante unas horas.

Pasadas 2/3 horas, retiramos el molde del congelador y dejamos la tarta en el frigorífico hasta el momento de consumir.