Empezaremos haciendo la mermelada casera. En un cazo ponemos todos los ingredientes, lo llevamos al fuego, a fuego medio y removemos de vez en cuando hasta que la fruta suelte todo el agua que tiene y vaya espesando. Retiramos del fuego y, bien colamos, o bien trituramos todo y dejamos enfriar a temperatura ambiente.

Ahora nos podremos con el bizcocho de chocolate negro. Precalentamos el horno a 175°C.

Comenzaremos por derretir el chocolate al baño maría, o en microondas en tandas de 30 segundos, removiendo entre cada tanda. Una vez derretido mezclamos con el aceite.

Separamos las yemas y claras. Montamos las claras a punto de nieve. Reservamos.

Añadimos las yemas a la mezcla de chocolate y aceite, mezclamos bien.

Cogemos las claras que habíamos montado antes y añadimos la mitad a la mezcla de chocolate, removiendo con ayuda de una lengua repostera, haciendo movimientos en forma de ocho o infinito, así evitamos que la masa pierda aire. Añadimos la otra mitad de las claras y repetimos el proceso hasta que se haya mezclado por completo.

Tamizamos la harina junto con la levadura. Añadimos a la mezcla junto a la sal y repetimos, con movimientos envolventes hasta que quede una mezcla homogénea. Vertemos en el molde previamente engrasado y enharinado y llevamos al horno por unos 20 minutos, o hasta que al pincharlo el palito o cuchillo salga limpio. Sacamos del horno y dejamos enfrían sobre una rejilla.

Mientras enfría prepararemos la crema de queso. Es sencillo, solo tenemos que poner todos los ingredientes en el bol de la amasadora, con el accesorio globo y batimos hasta que esté bien montada o forme picos firmes. Separamos la masa en dos partes, una la teñimos con el colorante rosa, y la otra mitad la dejaremos blanca. Reservamos en la nevera.

Ahora volvemos al bizcocho, una vez frío, lo desmenuzamos y añadimos 80 gr de mantequilla derretida. Mezclamos.

Utilizaremos un molde para tartaletas de silicona, ya que nos resultará más fácil a la hora de desmoldar. Iremos poniendo la masa en el molde y con ayuda de los dedos y una cuchara repartiremos bien la mezcla. Llevamos a la nevera por unos 30 minutos.

Sacamos la crema de queso y la preparamos en dos mangas pasteleras con boquillas distintas. Yo he utilizado una boquilla de punto y una rizada.

Sacamos las tartaletas de la nevera y rellenamos con la mermelada que debe estar fría, unas dos cucharadas soperas de mermelada.

Y llega mi momento favorito ¡a decorar! 😊 Para ello, ponemos unos pompones de crema de queso alternando los dos colores y cubriendo solo la mitad de la tartaleta. Ponemos unas frambuesas y arándanos, y espolvoreamos un poco de escamas doradas.