Pelamos las patatas y las cortamos en pequeñas rodajas, no te marees con medidas, con que no sean muy gruesas para que se pochen rápido sobra.

Calentamos abundante aceite y le añadimos las patatas, echamos sal al gusto y freímos hasta que estén pochaditas, pincha con un cuchillo y cuando estén blanditas estarán listas

Bate los huevos con un poco de sal en un bol y añade las patatas ya pochadas y escurridas. Las patatas han de quedar cubiertas, pero que tampoco quede como una sopa de huevo y patata, algo equilibrado

Ahora llega el punto en el que todos los que hemos sido novatos sentimos pánico. Ponemos un plato un poco más grande que el radio de la sartén, con una mano presionamos el plato y con la otra agarramos el mango y le damos la vuelta, si es de las 1° veces no te preocupes si se te cae un poco. A quien no le ha pasado?? El truco es no pensarlo y hacer el movimiento sin miedo.