Preparamos un molde desmoldable, o un aro de repostería alto, de 16 cm. Ponemos por todo el borde interior una tira de acetato.

Emplazamos haciendo la base. Ponemos las pavlovas y los anacardos en una picadora y picamos. A mi me gusta encontrarme trocitos de anacardos, así que no lo pico muy fino. En el caso de utilizar galletas, ponemos unos 200 gr de galletas.

Añadimos la mantequilla o el aceite de coco derretido y mezclado hasta obtener un especia de arena mojada.

Vertemos en el molde y repartimos bien con una espátula, o bien, con las mismas manos vamos repartiendo y presionando, para crear una base compacta y no muy gruesa. Llevamos al frigorífico.

Mientras la base endurece, vamos haciendo la mousse de kiwi y ciruelas. Ponemos las hojas de gelatina en agua fría a hidratar.

En este caso no hice la mermelada en casa, la verdad que iba con algo de prisa y utilice mermelada ya preparada. La ponemos en un cazo a calentar, y cuando esté a punto de hervir, retiramos del fuego y añadimos las hojas de gelatina. Removemos hasta que se disuelvan. Dejamos enfriar.

Montamos la nata a punto de nieve con una varillas eléctrica, o con la amasadora.

Una vez que haya enfriado un poco la mermelada, añadimos un poco de nata y mezclamos. Vertemos sobre el resto de la nata y mezclamos con una espátula, haciendo movimientos envolventes. Colamos y llevamos al frigorífico hasta que enfríe.

Una vez bien fría, ponemos en el bol de la amasadora y montamos con el accesorio globo. No llegará a montar del todo, pero no pasa nada, una vez se haya semimontado, vertemos sobre la base que habíamos puesto en el molde.

En esta tarta la decoración la hice antes de llevarla al frigo. Repartí unos pistachos pelados, y con colorante burdeos y ayuda de un palillo fino hice unos dibujitos. Llevamos al frigo y dejamos toda la noche. A la hora de desmoldar, metemos al congelador unos 30 minutos, así nos será más fácil retirar el acetato. Presentar y listo.