Lo primero y más importante: tener todos los ingredientes húmedos a temperatura ambiente (mantequilla, huevos). Calienta la leche hasta una temperatura donde al sumergir el dedo la notas agradable sin que te queme. Añádele 1 cdta de azúcar y la levadura de panadero, mezcla y déjalo reposar para que empiece a trabajar la levadura. Mientras en otro recipiente mezcla la harina con todos los demás ingredientes menos la mantequilla.

El siguiente paso es mezclar las preparaciones de los dos recipientes hasta que la masa empiece a coger forma y mantenerse junta. Corta la mantequilla en cubitos y añádela a la masa. Cierra la masa alrededor y añadiendo poco a poco harina hasta conseguir una masa bastante lisa pero algo pegajosa.

Forma una bola con la masa remetiendo los bordes desde fuera hacia al centro y reserva en un bol aceitado tapada con papel film y en un lugar cálido bien abrigado 😉 (yo la suelo envolver en una mantita). Después de una hora aproximadamente ya ha doblado su volumen y está lista para darle forma. Amásala ligeramente para quitar el aire, córtala por la mitad. Una mitad córtala en 7 partes más o menos iguales. Forma bolitas y colócalas en forma de flor. Unta con huevo batido y decora.

Llévalo al horno frío (así el segundo levado lo consigues mientras el horno se calienta a la temperatura de cocción). Coloca la bandeja en la parte más baja. Con el horno en modo calor arriba y abajo a temperatura de 180°, hornea durante 40-45 minutos aproximadamente. Cuando adquiere un color ligeramente dorado está listo. A disfrutarlo 😉 Buen provecho!

CONSEJO: La otra mitad de masa en mi caso la utilicé para hacer un roscón mediano pero también puedes congelar la masa guardada en papel film aceitado para utilizarla en otra ocasión. Si es la opción que eliges tienes que tener en cuenta que habrá que dejarla descongelar a temperatura ambiente con bastante antelación a la hora que la quieras utilizar.