Empezaremos por hacer la base que aguantará nuestra tarta. Tritura las galletas hasta conseguir una textura de polvo, funde la mantequilla y añadela a la galleta. Mézclalo hasta obtener una textura como de “tierra mojada”.

Compacta la mezcla de galleta en el fondo de tu molde y déjala enfriar en la nevera.

Para evitar que se pegue la tarta, forra el molde con un papel de horno.

Continuaremos con la primera capa, la de chocolate con leche. En una olla a fuego medio, pondremos 200 ml de nata con la mitad de la leche (100 ml).

En un recipiente aparte disolveremos los polvos de cuajada en 100 ml de leche.

Cuando la nata empiece a hervir, añadiremos la leche con la cuajada y sin dejar de remover, añadiremos también el chocolate a trozos pequeños (de unos 10 gr más o menos).

Cuando empiece a hervir otra vez bajaremos el fuego, seguiremos removiendo un minuto más o menos y lo verteremos sobre la base de galleta.

Lo volveremos a meter a la nevera mientras hacemos la siguiente capa.

Cortaremos las fresas y junto con el agua y el azúcar lo pondremos al fuego hasta que las fresas se “deshagan”.

Lo sacamos del fuego y lo dejamos atemperar.

En una olla a fuego medio, pondremos 200 ml de nata.

En un recipiente aparte disolveremos los polvos de cuajada en 100 ml de leche.

Cuando empiece a hervir otra vez bajaremos el fuego, seguiremos removiendo un minuto más o menos y lo verteremos sobre la capa de chocolate con leche.

⚠️ Para que las capas se unan bien, rallaremos la capa inferior con ayuda de un tenedor.

Lo volveremos a meter a la nevera mientras hacemos la siguiente capa.

Para la capa de chocolate blanco realizaremos los mismos pasos que con la de chocolate con leche.

Antes de verter la capa de chocolate blanco comprobaremos que la capa de fresas ha ganado consistencia y pondremos una capa de fresas naturales cortadas a rodajas. Después verteremos el chocolate blanco.

Lo dejaremos enfriar en la nevera durante 2 o 3 horas aproximadamente y lo decoraremos a nuestro gusto. ¡Lista para disfrutar!