En primer lugar, sacaremos los huevos de la nevera 3-4 horas antes para que estén a temperatura ambiente. Mezclamos bien en un bol el azúcar, la harina de almendras, la canela y el sobre de azúcar vainillado. Mezclamos bien con la ayuda de un tenedor, a continuación, añadimos la ralladura de limón y seguimos mezclando.

Pre-calentamos el horno a 180° durante 10 minutos (lo que tardaremos en acabar la mezcla), engrasamos y enharinamos el molde que vayamos a utilizar. Ahora comenzaremos a batir los huevos, lo haremos de 1 en 1 a velocidad progresiva. Batimos 1 huevo, añadimos el siguiente y aumentamos un poco la velocidad de las varillas.

Cuando tenemos los 5 huevos, batimos a velocidad máxima durante 10 minutos levantando las varillas para que coja más aire. Veremos que han triplicado su tamaño y que hay burbujitas.

Ahora añadiremos el huevo batido a los ingredientes secos realizando movimientos envolventes con ayuda de una espátula de silicona.

Una vez tenemos todos los ingredientes bien integrados, volcaremos la mezcla en el molde que hayamos preparado. Metemos al horno a 180° calor arriba y abajo y colocaremos un cazo o cuenco (apto para horno) con un poco de agua justo debajo para crear un poco de humedad. Cocinamos durante 40 minutos. Pasado este tiempo, pincharemos con un cuchillo para comprobar si está listo.

Si el cuchillo sale limpio, apagamos el horno, dejamos reposar 10 minutos dentro y luego sacamos el molde y colocamos sobre una rejilla para que enfríe y poder desmoldar la tarta. Si el cuchillo sale manchado, dejaremos cocinando dentro del horno de 5 en 5 minutos hasta que salga limpio (siempre vigilando el horno).

Una vez desmoldada la tarta, podemos espolvorear azúcar glass por encima utilizando una plantilla o simplemente espolvorearla libremente. Yo la he tamizado para que saliera más finita con ayuda de un recipiente para té (como el de la foto). Listo!!! #BuenProvecho 😋