Esta semana ha sido algo complicada, mi superhéroe (mi padre 👨‍👧) por fin se operó de la rodilla; y digo por fin, porque llevaba posponiéndola 2 años, pero hoy, 5 días después de la artroscopia, ya vuelve a sonreír —aunque aún le queda una larga recuperación, a pesar de la cual, al día siguiente ya estaba trabajando, como si nada—. Pero entre ese estrés (que reconozco que yo me lo tomo todo a la tremenda) y las reformas de este verano de la casa… hoy nos hemos dado este homenaje y de paso hemos celebrado que ya estamos todos vacunados con al menos la primera dosis 😃
De paso, he podido regresar a mi afición de buscar curiosidad gastronómicas, y he descubierto que el Camembert es un queso de leche de vaca producido en la región francesa de Normandía; que Marie Harel lo comenzó a fabricar en 1791, siguiendo los consejos de un sacerdote de Brie que durante la Revolución francesa se refugió en su casa; que se popularizó cuando se inauguró la línea ferroviaria París-Granville (1855); y que sufrió dos cambios: el primero fue que desde 1880 se envasa en pequeñas cajas de madera —facilitando el transporte a largas distancias—, y en el segundo fue que en 1910, cuando la corteza, que era azulada, pasó a ser blanca, gracias a la introducción del moho Penicillium candidum.