En un bol añade 3 huevos, uno a uno y pon una pizca de sal. Añade el azúcar y mezcla con las varillas eléctricas.

Sin dejar de batir, incorpora la leche, luego el aceite y, si te gusta, le puedes echar un poquito de aroma de vainilla y la raspadura de la piel de un limón, esto es opcional.

Mezcla la levadura química o polvos de hornear con la harina sin gluten. Yo uso una harina panificable sin gluten que lleva goma xantana. Si la tuya no lleva, le puedes echar 3 gramos y te ayudará a unificar la masa.

Ya puedes añadir la harina a la mezcla anterior en dos o tres veces y tamizándola con un colador o un tamizador. Bate bien. Añade el resto de la harina pero para que no se esparza tanto íntegrala un poco con la lengua, antes de continuar batiendo.

Cuando ya tengas una mezcla homogénea, tápala y llévala a la nevera entre media hora y una hora.

Para hornear las magdalenas puedes usar un molde para magdalenas o bien moldes individuales de silicona a los que les puedes introducir una cápsula de papel a cada uno. Cuando saques la masa de la nevera remúevela un poco y échala en los moldes. No las llenes mucho, de hecho, hay que llenarlos pòco más de la mitad del molde porque si los llenas más se desbordan.

Ponles un poquito de azúcar por encima. Y luego al horno precalentado a 180º con ventilador y hornea por unos 15 minutos. Cuando las veas doraditas, si al pincharlas con un palillo sale limpio ya están hechas.

Nuevamente pon un poquito de azúcar por encima y sácalas del molde de silicona.
Mira qué delicia de magdalenas han quedado, súper esponjosas y con un sabor increíble. ¡Ni dirías que son sin gluten!