La nebulosa de Orión, catalogada como Messier 42 o NGC 1976, es una de las nebulosas más brillantes en el cielo; se encuentra aproximadamente a 1.350 años luz y se estima en 24 años luz de diámetro.
Galileo detectó una serie de estrellas tenues cuando miró por primera vez esta región, pero curiosamente no observó la nebulosa, esto ha llevado a la especulación de que sus estrellas han estallado desde entonces, lo que aumenta el brillo de la nebulosa.
Su descubrimiento se atribuye a Fabri de Peiresc en 1610, pero su avistamiento, nunca se publicó y fue encontrada oficialmente en 1618, por Cysatus de Lucerna.
Charles Messier observó por primera vez la nebulosa en 1769, junto con tres de sus estrellas centrales. Y en 1880, Henry Draper tomó la primera fotografía de la nebulosa de Orión, marcando el primer caso histórico de astrofotografía de cielo profundo.
Es muy fácil de encontrar y, es el mejor ejemplo de una nebulosa de emisión difusa visible del hemisferio norte —ya que es la más brillante del cielo (brillando con 4ª magnitud)—.
Las regiones de rojo son emitidas por hidrógeno ionizado, la coloración azul-violeta es la luz reflejada por los finos granos de polvo interestelar y el tinte verdoso es causado por la radiación de oxígeno doblemente ionizado.
En total, la nebulosa de Orión contiene alrededor de 700 estrellas en diferentes etapas de formación.

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