Es preferible que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente.

Tamizamos toda la harina y le añadimos la cucharadita de sal, mezclamos y reservamos.

En un bol mezclamos la mantequilla con el azúcar glass, incorporamos el huevo y añadimos la esencia de vainilla. Incorporamos la harina poco a poco.

Formamos una bola con la masa y la divimos en 2 o 3, como nos sea más fácil. Entre dos papeles de hornear, estiramos la masa hasta un grosor de 4 cm. Repetimos el este proceso con el resto de la masa y lo metemos a la nevera unos 40-50 minutos. La masa se endurecerá y será más fácil trabajar con ella.

Sacamos de la nevera la masa y con un cortador de galletas o un vaso, cortamos nuestras galletas. Yo he usado dos cortadores, para que la mermelada se vea en el centro. Si la masa se vuelve blanda, podéis volver a meterla a la nevera. Así hasta acabar con toda la masa.

Horneamos unos 8-10 minutos a 180 grados. Dependerá del grosor de la galleta, es muy importante estar atentos porque se queman fácilmente.

Sacamos del horno y dejamos que se enfríen completamente antes de poner el azúcar glass encima.

Ponemos una cucharada de mermelada a la galleta y la juntamos con otra.

A mi me han salido 15 galletas dobles grandes.

Son perfectas para regalitos🍪🎁