Triturar el azúcar en la jarra de la licuadora o turmix hasta que se haga polvo. Colocarla en un bol con la mantequilla blanda y batir durante 6 minutos manualmente o durante 3 minutos con batidora eléctrica hasta obtener una mezcla cremosa y clara. Añadir el huevo y la esencia de vainilla. Batir hasta integrar los ingredientes.

Incorporar harina poco a poco y mezclar hasta obtener una masa blanda. Unir los ingredientes sin amasar. Dividir la masa en tres o cuatro porciones y aplastar un poco cada porción sobre un rectángulo de papel vegetal. Cubrirlas con el mismo papel y enfriarlas en la nevera unas 6 horas como mínimo.

Retirar las porciones de masa de la nevera a medida que se las va a trabajar. Estirarlas con el rodillo enharinado ligeramente sobre el mismo papel y cortar las galletitas con un molde redondo pequeño. Colocar las galletitas en una asadera con papel vegetal y enfriarlas nuevamente en la nevera antes de hornearlas.

Para hacer el glaseado batir en un bol el azúcar glas con la clara de huevo y la esencia de vainilla hasta obtener una crema ligeramente firme. Poner el glaseado en una manga pastelera y cubrir una a una las galletas. Antes de cubrirlas hacerles un borde con el glaseado para que la decoración quede pareja.

Antes que el glaseado se seque pintar líneas rojas sobre el glaseado con el lápiz comestible. Con una espátula pequeña esparcir con suavidad parte de las líneas rojas sobre el glaseado blanco. De esta manera se logrará que el ojo esté como ensangrentado.

Poner un ojo de azúcar sobre cada galletita. El ojo quedará pegado sobre el glaseado. Dejar secar el glaseado un día.