Lo primero (y más aburrido) es pelar los garbanzos. Para ello los escurrimos y lavamos, luego les echamos dos cucharaditas de bicarbonato sódico y removemos bien.

A continuación los metemos al microondas para darles un calentón (muy poquito tiempo, solo para que se calienten un poco).

Llenamos un recipiente de agua caliente y metemos los garbanzos. Removemos (con suavidad para que no se rompan) los garbanzos con las manos, los pasamos a un colador para quitar las pieles y volvemos a meterlos en el recipiente con agua.

Repetimos el proceso unas cuantas veces hasta que se liberen todas las pieles. Puede quedar alguna, pero son muy fáciles de quitar con las manos.

Mezclamos los ingredientes (he suprimido el ajo por las restricciones de mi dieta) y trituramos bien bien. Si no tienes tahini, recuerda tostar en una sartén el sésamo antes de incluirlo

Decoramos con un chorrito de AOVE y con las especias o hierbas que más nos gusten y acompañamos con crudités y tostas de maíz (para evitar el gluten)

¡A disfrutar facilitando una digestión fácil y una receta muy nutritiva y saludable que incluye proteína vegetal! 🌱🥕🫑🥒