La noche anterior ponemos en remojo las judías con abundante agua, (que queden bien sumergidas, durante la noche absorberán el agua y doblarán su tamaño). También puedes añadir una cucharadita de bicarbonato sódico para que la digestión sea menos pesada.

Pelamos y picamos muy pequeñitos los dientes de ajo, y la cebolla y el pimiento en taquitos.

Pelamos los tomates, le quitamos los tallos y picamos en trozos. Las papas las pelamos y cortamos en trozos de bocado.

En el fondo de un caldero ponemos un buen chorrete de aceite de oliva virgen extra (AOVE). Cuando esté bien caliente, añadimos los dientes de ajo, la cebolla, el pimiento, el jamón serrano, el tomillo y la hoja de laurel.

Cuando la cebolla esté doradita, añadimos los tomates, y dejamos al fuego hasta que se deshagan del todo (removiendo de vez en cuando).

Escurrimos y desechamos el agua con la que se pusieron las judías de remojo. Ahora añadimos a nuestro caldero: las judías, las papas, el clavo, la cúrcuma y la sal. Cubrimos todo con agua (unos dos dedos por encima).

Dejamos que hierva, bajamos el fuego a medio/bajo, añadimos los fideos, y dejamos cocinar todo durante 1 hora.

Apagamos el fuego, dejamos reposar unos 10 minutos antes de emplatar. Y listo para disfrutar de este manjar.