En un bowl limpio agregar la ralladura de limón, luego los 100 g de mantequilla a temperatura ambiente cortada en cubitos, los 200 g de azúcar blanca y la cdta de esencia de vainilla. Batir todo con batidora eléctrica hasta dejar homogénea y cremosa la mezcla.

Agregar los 2 huevos enteros, 1 a 1, y batir bien hasta incorporar.

Cernir la harina, los polvos de hornear y la pizca de sal, sobre la mezcla. Batir con batidora a velocidad baja hasta incorporar todo sin dejar grumos. Notarás que la masa se va haciendo espesa. Lleva pocos polvos de hornear ya que es solo para darle un toque esponjoso, pero no debe subir mucho o quedará como queque.

Luego disponer la mezcla sobre un molde para kuchen de unos 28 cm, previamente enmantequillado, procurando que la masa quede homogénea sobre todo el molde.

Tras haber pelado y cortado en gajos los duraznos frescos, los vas a disponer sobre la mezcla directamente, de manera de hacer varios círculos concéntricos con los duraznos hasta cubrir todo el kuchen. ¡Haz los diseños que desees! Lo importante es cubrir toda la masa, para que los duraznos le den humedad y sabor a tu preparación.

Retirar con cuidado del horno y antes de que enfríe pintar con un pincel de cocina o una cuchara tu kuchen con mermelada de damazco, para darle brillo y más sabor a tu preparación. Notarás como adquiere un color especial tanto la masa como los duraznos.

¡Ahora a servir! Disfruta de tu preparación con tus seres queridos. Queda ideal acompañado de una taza de té caliente y una buena conversación.