Está delicioso sin el licor de café también está muy rico

Un rico flan con queso de Arzúa-Ulloa y un toque de licor café. Tenia un trozo de queso Arzua Ulloa en la nevera y aproveche para hacer un flan, pues tenia ganas de probar un flan de queso, y la verdad que me encanto, le puse un puntito de licor café y buenísimo,

Hoy vamos a hacer un postre con un sabor a café muy delicioso! Rápido y sencillo de hacer con un resultado realmente estupendo! ( La cocina de Loli Domínguez)

¡¡¡¡¡¡¡¡¡Hola a todos/as!!!!!!! hoy os voy a dar una receta de un Licor de Café o como lo llamaba mi abuela RESOLI.A esta receta le tengo mucho cariño, ya que la cogí de mi abuela que ya nos dejo hace un tiempo, y la recuerdo cada vez que la hago, ademas de que esta buenísimo y es muy facilito de hacer.Esta receta le tengo mucho cariño,porque siempre la hacia mi abuela para las Navidades y lo tomábamos siempre después de comer con los típicos dulces y turrones navideños, era como una tradición familiar.Bueno pues ya hace un tiempo que mi abuela nos dejo, así que ahora me encargo yo de hacer este licor de café tan bueno que nos gusta a toda la familia y ahora os la voy a ofrecer por si queréis probar hacerla y si os gusta poder disfrutarla tanto como yo.

Un tradicional tiramisú en el que he prescindido del toque de Amaretto (que su sabor no me resulta agradable) y le he querido dar un toque más de mi tierra, con licor café. En lugar de preparar un café fuerte para la elaboración del postre he optado por un café flojo y terminar de darle sabor con un licor de café cremoso.

en eta receta he utilizado el café capuchino para variar y no poner siempre el típico café yo no le hecho azúcar a la crema de queso porque me gusta que sepa a queso y con el contraste de la crema de queso y el sabor del café capuchino es muy bueno

Yo la decoración la hice con fondant blanco y foto comestible, que pedí por Internet.

Se me ocurrió agregarles, a los ya tradicionales muffins de chocolate con pepitas, unos trocitos de jengibre dulce escarchado y fueron todo un descubrimiento en casa. El sabor del chocolate negro y el café combinan perfectamente con el jengibre escarchado.Os aseguro que se podrían comer un montón de ellos sin aburrirse.

Me imagino que lo primero que os llamará la atención es lo de flan mousse, es porque en realidad tiene un textura intermedia entre ambos.Me gusta investigar e usar materias típicas de mi tierra gallega, por lo que decidí darle una vuelta a nuestro típico chupito de licor café, para en lugar de bebértelo te lo puedas comer.#weekendreto

¡¡¡¡¡¡¡¡Muy buenas a todos/as!!!!!!!Se acerca la Navidad y como todos los años voy hacer este licor de café que me enseño mi abuela.La receta original de mi abuela la tengo en entradas anteriores, esta tiene un toque distinto y personal, los ingredientes y cantidades son iguales, solo que esta vez lo he infusionado con un té llamado (té de bizcocho de la abuela), que tiene toques a canela, naranja, etc.Espero que os guste.Más recetas en mi blog: http://recetasparatodos0.blogspot.com.es/

He llegado a una conclusión…. A ver si me explicó, se me entiende y no queda feo del todo. Mi conclusión: soy una millonaria atrapada en un cuerpo de clase media. Sí, así de claro porque más alto no lo puedo decir. Y es que cada vez que veo ropa en alguna revista (habitualmente en la sala del dentista) o en algún escaparate (en especial cuando hago hora en el aeropuerto), siempre, el bolso o el vestido que más me gusta, resulta que es el más caro. ¡Claro! primero miro el objeto y después el precio y, así me va, una frustración constante.De todos modos, si mi esencia millonaria pudiese salir a lucirse sin tapujos, no creo que llegase a ser una compradora compulsiva. Llamadme aburrida, pero estoy convencida de que sería mucho más feliz comprándome una chaqueta especial en la Place Vendôme, un baúl donde guardar toda esa ropita en la Avenue des Champs-Élysées, un coche con alitas en las Islas Británicas y algún que otro detallín por Italia. Ya lo decía G.Marx: “la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”.Pero no. Mi condición millonaria está atrapada, sin posibilidad, por ahora, de expresarse a gusto, así que mi cuerpo de clase media no tiene más opción que transigir y seguir mirando escaparates y revistas, y comprando en las tiendas de siempre.

A mí, de pequeña —y, desgraciadamente, no tan pequeña— había muchísimas cosas que me daban vergüenza. Cosas como: correr para que el conductor del autobús se diese cuenta, y no se marchase sin nosotras, mentir a los vendedores que llamaban a casa ofreciendo enciclopedias diciéndoles que no sabíamos leer y, por supuesto, que alguien me saludara por la calle y no saber quién era, fuera quien fuera ese alguien. Ahora, no me da vergüenza casi nada de lo que hago, ni siquiera hablar en inglés en público —aunque me da rabia haber olvidado tanto de lo aprendido—.Por tanto, la vergüenza es algo que se te pasa con la edad, como: la piel tersa, la habilidad para dormir hasta las once de la mañana, la capacidad para correr con unos tacones de 18 centímetros o de confiar en tus rodillas y tobillos en cualquier circunstancia. Es decir: perder la vergüenza es una actualización de la manera en la que vivimos. Y esta update mejora mucho la vida, porque la vergüenza llevada al extremo: paraliza, bloquea e impide hacer muchas de las cosas para las que se está perfectamente capacitado.Por supuesto, lo de que vas a perderla es algo que no sabes y que, aunque te lo diga tu madre, crees no te pasará, que siempre vivirás sintiéndote menos, fuera de lugar o juzgada por los demás —que es otra cosa que aprendes: a nadie le importa lo que hagas o dejes de hacer—.Así que me declaro oficialmente: ¡Una sinvergüenza!(Sumamos esta receta a la temática: RevistaCookpad Junio).#RevistaCookpad