Retira las piezas de pollo del caldo y deja que se enfríen un poco si aún están calientes. Retira la piel y desmenuza la carne con ayuda de dos tenedores o con las manos limpias.

Licúa la media crema, el queso crema, 1/4 de taza de caldo de pollo, el pimiento morrón cocido (los venden enlatados o puedes cocerlo en tu propia cocina con un mínimo de sal). Añade también el chipotle si lo vas a usar. Debe resultar una mezcla muy uniforme sin trozos grandes de pimiento.

En una espaciosa sartén antiadherente calienta un poco de aceite y derrite un poquito de mantequilla. Suaviza en esta mezcla las tortillas de maíz. Que no se conviertan en tostadas, solo que sus orillas adquieran un tono dorado. Ve poniéndolas de dos en dos o de tres en tres hasta que termines con las 16 tortillas.

Haz los tacos rellenando generosamente cada tortilla suavizada con el pollo que desmenuzaste. Coloca en una cacerola antiadherente y profunda (más honda que la empleada para dorar las tortillas). Ve formando tus tacos de manera que no estén tan apretados.

Baña los tacos con la mezcla de la crema con el pimiento de manera que todos reciban una cantidad suficiente. La cantidad dependerá del gusto de tus comensales (hay a quien le gusta que se sumergan y a quien le gusta que solo estén como "barnizados") de todos modos una parte de la crema debe cubrir el fondo de la cacerola.

Coloca entonces los cuadrados de queso amarillo sobre los tacos al gusto (se puede usar otro queso si se desea como gouda, manchego o mozzarella). Enciende a fuego medio y tapa. Espera a que la mezcla de la crema suelte hervor y el queso se haya gratinado por completo. Sirve con la guarnición que tus comensales prefieran (a mi mamá le gustan con papas) ;)