Hace unos años sentía que no me gustaba la cocina y siempre ponía una excusa para no cocinar. Con el paso del tiempo me di cuenta que aprendiendo, por ensayo y error, le había empezado a tomar cariño. Y noté que cuanto más amor le ponía, mejor me salían las preparaciones.
Hoy sigo aprendiendo y sorprendiéndome cada vez de lo que puedo hacer.
Pero el logro más importante fue éste: YO HABÍA VENCIDO MI PREJUICIO Y ME HABÍA AMIGADO CON LA COCINA.
Y por esa reconciliación es que hoy les enseño a mis hijas y comparto aquí con ustedes.
Gracias por entrar en este perfil.
Espero que mis pequeños aportes les sean útiles a alguien de ustedes.
Tia Lola.