Mezclamos 2 c.s. de pimentón, 1 c.s. de cebolla en polvo, 1 c.p. ajo en polvo, 1 c.c. pimienta negra molida y 1 c.p. sal

Untamos bien las costillas con esta mezcla y las guardamos en un tupper en la nevera toda la noche. Al día siguiente nos ponemos a cocinar.

En una olla salteamos brevemente y a fuego medio-alto los níscalos cortados en trozos de bocado. Reservamos.

En la misma olla, doramos las costillas a fuego un poco más bajo. Reservamos.

Añadimos a esa olla la cebolla, pimiento y ajo en brunoise y desglasamos el fondo con los restos de haber dorado las costillas.

Pochamos bien a fuego suave. Después añadimos 1/2 c.p. de la mezcla de especias con las que hemos adobado las costillas. Removemos y añadimos el tomate triturado y el vino blanco. Dejamos secar.

Añadimos las costillas, cubrimos de agua y dejamos cocer unos 25 minutos a chup chup suave.

Pasados esos minutos añadimos las setas salteadas y las patatas peladas y chascadas, para que suelte parte del almidón. Salpimentamos.

Dejamos cocer suave hasta que las patatas estén tiernas. Después, sacamos un par de trozos, las chafamos y las volvemos a introducir en la olla y dejamos 2 minutos. Esto hará que se espese un poquito más el guiso.

Sacamos del fuego y dejamos reposar 3 minutos antes de servir.