Antes de nada vamos a cortar los pimientos en cuadrados más o menos pequeños, al gusto de cada uno. También se pueden cortar en juliana aunque para esta receta me gustan más en cuadraditos.

Respecto al pollo tenemos varias opciones. Podemos optar por cocinar las pechugas en una sartén con un chorro de aceite y una vez hecha desmigarla. También es posible hacer el mismo proceso en agua hirviendo. O bien podemos optar por cortar la pechuga en cuadraditos para luego pasarla por la sartén. Cualquiera de las opciones es válida.

Ahora es el momento de poner la sartén al fuego con un chorro de aceite. Sofreímos ligeramente el pimiento y agregamos el pollo. Si habéis optado por trocear el pollo en cuadraditos antes de cocinarlo debéis cambiar el orden de los factores, primero pasamos el pollo en la sartén a fuego fuerte y cuando este medianamente cocinado bajamos el fuego e incorporamos el pimiento. Condimentamos con sal y pimienta.

Cuando veamos que el pimiento está más o menos pochadito incorporamos el bote de salsa barbacoa y dos cucharadas soperas de miel (podéis echar más o menos, a gusto del consumidor). Dejamos a fuego mínimo unos 15 minutos. Remover de vez en cuando.

Paralelamente a este proceso podemos ir cocinando el arroz. Ponemos una olla a fuego fuertr con un chorrito de aceite. Cuando el aceite se caliente incorporamos el arroz y rehogamos enérgicamente unos 20 - 30 segundos. Incorporamos el agua necesaria (generalmente el doble de agua que de arroz, pero mejor leer las instrucciones del paquete para asegurarse) y salamos. Ponemos el fuego al mínimo y tapamos la pota. No es necesario remover el arroz, solo debemos controlar la cocción de vez en cuando.

Una vez observemos que el arroz ha absorbido prácticamente toda el agua apagamos el fuego e incorporamos el pollo con su salsa. Removemos bien y dejamos reposar todo junto 15 minutitos más con la tapa puesta. ¡Listo!

Podemos agregar un poquito de colorante cuando incorporamos el agua al arroz para dar un bonito color amarillo al plato.

Como sugerencia tened a mano una tapa para la sartén porque el pollo y el aceite no son muy amigos y no queremos dejar la cocina hecha un desastre.

Por supuesto es una receta que da mucho juego, quiero decir, siempre podéis incorporar guisantes, cebolla, zanahoria... Seguramente quede incluso más sabrosa. No tuve tiempo para experimentar demasiado, solo puedo decir que de las dos personas que lo han probado se han quedado impresionadas. Te esperas un arroz salado y te encuentras con ese contraste de sabores suaves y dulces que te da ganas de repetir una y otra vez.

¡Fotos próximamente!