Primero de todo, dejaremos en remojo la chía 4 o 5 horas en agua suficiente, la justa.

En un cazo con agua hirviendo y sal, añadimos la soja texturizada (puedes elegir el tamaño que más te guste, nosotros usamos la más gruesa) y la dejamos así durante 30 minutos. Luego escurrimos toda el agua.

En una sartén grande adicionamos un chorrito de aceite y vertemos la cebolla y las berenjenas (puedes pelarlas enteras o dejarles algo de piel) muy picadas. Sofreímos hasta que la verdura se quede bien pochada. Pasados unos minutos, vertemos el resultado en un bol grande de cristal.

En ese mismo bol, añadimos el resto de ingredientes (la soja texturirazada hervida, la chía con el agua del remojo, el pan rallado, los dientes de ajo y el perejil picados, el producto No Egg, la levadura de cerveza, el tomate seco picado o triturado y las especias (albahaca, pimienta negra y sal).

Mezclamos bien todos los ingredientes con las manos hasta que quede una masa homogénea de todos los ingredientes.

Extendemos la masa en una bandeja y dejamos que se atempere, nuestro consejo es que le pongas film y lo dejes en el frigorífico, para poder manipularla luego mejor.

Llega el momento de dar forma, tomamos una porción de la masa con las manos y boleamos, las pasamos por la harina y retiramos el exceso. Con esta proporción salen de 20 a 25 albóndigas.

Freímos las albóndigas en abundante aceite de girasol caliente, las escurrimos en papel absorbente.

Por último nosotros esta vez la hemos acompañado con nuestra salsa de tomate casera que puedes encontrar en el apartado de salsas, bien sirviendo por encima como en la foto o dejándolas que se cocinen en la salsa unos minutos más para integrar los sabores.