Trocea el pimiento, los ajos y la cebolla. Corta los tomates, el calabacín y la berenjena en rodajas de aproximadamente el mismo grosor.

Pon un chorro de aceite en una sartén y pon a pochar a fuego medio/alto la cebolla, el pimiento y los ajos, removiendo cada poco para que no se queme. Pasados unos 10-15 minutos, añade la salsa de tomate y deja hacer por unos 5 minutos a fuego medio.

Toma una bandeja o un molde. Lo típico es usar uno redondo, pero verdaderamente no importa la forma. Echa lo preparado en la sartén en el fondo del molde, extendiéndolo de manera uniforme.

Ve colocando las verduras, alternando el orden. Como el calabacín suele ser más grande, yo suelo poner una rodaja de berenjena, dos de calabacín y una de tomate. Precalienta el horno a 160º C.

Echa una pizca de sal y las especias por encima, un chorro de aceite de oliva y tapa el molde con papel de aluminio. Mételo en el horno por 1 hora.

Saca la ratouille y quítale el papel de aluminio. Sube la temperatura a 180º C y vuelve a hornearla por media hora más.

Listo, plato hecho. Se puede comer de acompañante de una carne o un pescado, pero también se puede comer sola. Si se come sola, llega para 2-3 raciones.