Lo primero que hay que hacer es lavar la verdura. Una vez lavada, troceamos tanto los pimientos como la cebolla, del tamaño que deseemos. Cuando ya la tenemos troceada, separamos la mitad de la cada verdura, ya que una va a ser cocida y la otra caramelizada.

En mi caso, la cocción ha sido fácil porque cuento con una vaporera, en la que se pone el agua, el tiempo, y los alimentos sobre una especie de cazuela y cuando termina el tiempo se para de cocer. Pero se pueden cocer las verduras de manera tradicional, ¡no hay problema! mientras que se cuecen añadimos la sal y la pimienta negra.

Dejamos que la verdura se cueza, mientras, vamos a caramelizar el resto de verdura que nos ha quedado. Para ello, se pone en una sartén la cuchara de aceite y se añaden las verduras, que vamos a ir removiendo a fuego medio para que se salteen y no se peguen. Una vez que las verduras han perdido volumen, quiere decir que ya están casi hechas, por lo que se procede a añadir, las cucharadas de azúcar y una pizca de sal, para no pasarse de dulce. Con la sal y el azúcar añadido, seguimos removiendo las verduras para que se impregnen de la mezcla, eso sí, ¡CUIDADO! No se tiene que llegar a generar un caramelo compacto ni que se pegue a la sartén.

Una vez caramelizada una parte de las verduras, las retiramos a un plato para que no se sigan haciendo con el calor.

Cuando las verduras han terminado de cocer, las ponemos sobre un plato, formando una cama, y sobre estas, se añaden las verduras caramelizadas, preferiblemente, se van a añadir por el centro de las verduras cocidas.

Para la elaboración del huevo, el método es sencillo; se pone a cocer el agua en una cazuela, mientras en una taza se pone un trozo de papel film donde con una cuchara se va a ir echando poco a poco o “barnizando” las paredes de este papel con aceite de girasol. Una vez barnizado, se rompe el huevo y se vuelca en el papel fil, donde se va a aderezar como más guste. Una vez aderezado, se coge de los extremos del papel para formar como una bolsa y se ata con cuerda, a poder ser con una cuerda que sobresalga un poco.

Si el agua ya hierve, se introduce la bolsita con el huevo unos cuatro minutos (se debe de ir comprobando, de todas formas). En la misma taza con la que nos hemos ayudado, se echa agua fría. Una vez que han pasado los cuatro minutos, se saca el huevo de la cazuela y se pasa a la taza con agua fría para que enfríe, donde se deja unos minutos. Cuando ya ha pasado el tiempo, ya está listo para ser abierto y puesto en el centro de nuestra cama de verduras.