En primer lugar aliñamos las alitas y los jamoncitos de pollo con nuestro adobo casero: le echamos el pimentón choricero, que es una variedad ni dulce ni picante que tiene un sabor ahumado achorizado muy característico. También le ponemos la sal, el ajo en polvo, la pimienta y el aceite de oliva, el suficiente para mezclar el pollo con las especias.

A continuación en lugar de agregarle vino blanco para macerarlo, en esta ocasión le hemos puesto cerveza Cruzcampo (la que dice papá que es un sacrilegio usarla para cocinar😂🤣😁). Así rebajamos el adobo para que no esté tan fuerte y conseguimos mantener el pollo tierno y sabroso, pese a que necesita mucho horneado para obtener unas alitas con su piel crujiente sin necesidad de freírlas en aceite, muchísimo más calóricas.

Las dejamos macerar un par de horas para que absorban todo el sabor del adobo, y ya están listas para introducirlas escurridas parcialmente en el horno, sobre una base de patatas en rodajas no muy gruesas salpimentadas. Si lo deseamos podemos añadirle a la fuente de horno parte del líquido del aliño de adobo con su cerveza correspondiente. La salsita es magnífica! Espero que las disfrutéis con una rica cervecita para acompañar, concretamente eso mismo eso hecho nosotros. Buen provecho.