Lo primero es picar las galletas, uso una picadora.
Vamos echando las galletas y picando. Como mi picadora es pequeña voy poniendo las galletas poco a poco.

Una vez picada le incorporamos la mantequilla que hemos derretido.
Vuelvo a mezclar todo con la picadora.
Si no tenéis picadora vais machacando las galletas hasta que estén desechas.
Si queda algún trozo sin picar bien lo vamos aplastando.

En un molde que he puesto papel de horno, incorporamos las galletas mezcladas con la mantequilla, tenemos que extender bien sobre todo por los bordes para que luego no se salga el chocolate, podéis usar una lengua de cocina, una cuchara o aplastandola con un vaso.

Si queda algún trozo sin picar bien lo vamos aplastando.

Lo tapamos y a la nevera mientras preparamos el resto de la receta.
Troceamos el chocolate
Las 6 hojas de gelatina las ponemos en 500 ml de agua unos minutos.
Mientras ponemos la leche en un cazo, la nata, el cacao puro y la tableta de chocolate, con unas varillas mezclamos bien con la leche hasta que se disuelva.

Todo a fuego lento, no puede cocer. Hay que estar atento. Tiene que calentarse para que se disuelva el chocolate pero nunca cocer.
Cuando esté bien disuelto el chocolate, vamos cogiendo las hojas de gelatina, escurrimos y al cazo, que se disuelvan bien todas las hojas de gelatina.
Lo retiro del fuego, lo tengo uno 5 minutos que repose.

Sacamos el molde con las galletas, vamos a incorporar la mezcla, batimos un poco para que no se quede restos en el fondo del cazo.
Dejamos que se enfrie un rato fuera de la nevera y luego a la nevera.
Cuando esté más o menos cuajado, lo saco y le pongo los fideos de chocolate.

Lo vuelvo a meter a la nevera unas 8 horas pero si son más mejor, lo ideal de un día para el otro para poder desmontarla bien y que no se rompa.
Desmontamos con cuidado