Lo primero es limpiar muy bien los caracoles. Para ello, llena con un poco de agua fría el fregadero y echa dentro los caracoles. Remúevelos un poco y luego frégalos un poco con las manos asegurándote de que queda el caparazón bien limpio. Después dales otro enjuague rápido y déjalos escurrir.

En una lata ("llauna") para hacer caracoles pon un poco de sal gorda esparcida por el fondo y coloca los caracoles encima, boca arriba y vigilando que no se escapen. Si lo hacen, con un cucharón pega golpes en el caparazón para que se escondan.

Una vez colocados los caracoles ponles un poco de sal, bastante porque son ricos un poco saladitos, un poco de pimienta negra molida, al gusto de cada uno y prepara un picadillo con ajos, perejil fresco y aceite virgen extra. Tritúralo todo y rocía los caracoles con esta salsita que les dará un sabor riquísimo.

Y ya los puedes poner a la barbacoa y si no tienes, también los puedes preparar en el horno. Para que no se escondan demasiado los caracoles y no cueste demasiado sacarlos para comer, te aconsejo que empieces por poner la parrilla en un nivel alto al principio, que no noten el calor muy fuerte, y, si los haces en parrilla de gas o al horno pon el fuego suave al principio y a mitad de cocción lo subes.

Pasados diez minutos de cocción vuelve a rociar los caracoles con elpicadillo de ajo y perejil y, después de otros diez minutos o cuando veas que ya están listos, ya los puedes sacar del fuego y comer así, tal cual, o mojándolos en un rico alioli con huevo. ¡Te aseguro que están de rechupete!