Esta sal aunque no esté húmeda, tenemos que secarla al aire pero sin que le de el sol ni la humanidad durante un días, guardandola cuando se ponga el sol y sacarla cuando haya salido de nuevo y siempre en la sombra. En el caso de que veamos que hace humedad en el aire, ese día no la sacamos. El problema por si le da el sol, es que con el calor suele sudar y es tan dañino como si le diera la humanidad y por eso, hay que estar muy pendiente del tiempo.

Pasado el día de secado, cogemos una sartén, la ponemos en el fuego con bajo y salteamos la sal durante un minuto sin dejar que alcance mucha temperatura para que no sude.

A continuación, ponemos unas hojas de papel absorbente en una bandeja, volcamos la sal y dejamos secar durante treinta minutos en un lugar aireado como en la terraza o en la ventana de la cocina.

Mientras tanto, seleccionamos los chiles rojos por si hay algunos estropeados y si es así los desechamos.

Llegado a este punto, os recomiendo que os pongáis guantes para manipular los chiles porque de lo contrario, los dedos se os quedarían picantes durante un tiempo. También es muy importante, que aunque lleveis guantes, no tocaros los ojos o las partes más sensibles de vuestro cuerpo... dicho esto, sólo hay que quitarle el rabito al Chile y vaciarlos de semillas. También los podemos dejar en teros con las semillas, pero sería demasiado picantes.

Una vez vacíos, los desmenuzamos con las manos en la picadora directamente.

A continuación, le añadimos las hierbas aromáticas ibéricas. Ahí os he dejado el fracaso para que veáis cual es

Seguidamente, le añadimos el tomillo deshidratado, el romero deshidratado, el ajo granulado deshidratado y la cebolla granulada deshidratada.

A continuación, le añadimos las hojas de salvia secas y las hojas de naranjas secas.

A continuación, primero picamos bien todos los ingredientes secos porque luego nos van a servir de protector de las cucharillas a la hora picar la sal en roca. Nunca debemos de triturar primero la sal, porque se estropearian las cucharillas.

Seguidamente, añadimos una pequeña cantidad de sal y picamos durante un minuto y medio hasta conseguir un granulado fino

Una vez picada esa cantidad de sal junto a los demás ingredientes.

Volvemos añadir otra parte de sal y volvemos a picar de nuevo.

Cuando la tengamos toda picado, la volcamos encima de un papel absorbente grande y vemos si está picada uniformemente. Si vemos que no es así, volvemos a picar hasta que esté bien uniformes los granos de sal. Esto es muy importante para un buen marinado.

Por último, guardamos en un frasco limpio y seco y que tenga un cierre hermético para que no le de el aire y listo