Abrimos las latas o los botes de pimiento del piquillo y ponemos a escurrir.

El bacalao lo echamos el día antes en agua y se la vamos cambiando cada dos o tres horas para desalarlo. Lo venden ya desalado también. Cogemos el bacalao, le quitamos la piel y lo desmenuzamos o lo podemos dejar en un taco que entre en el pimiento.

Pelamos los tomates y picamos.

Pelamos la cebolla y la partimos muy menudita o la metemos en la picadora.

Troceamos un par de pimientos del piquillo muy menuditos.

En una sartén echamos aceite de oliva y las cebollas con un poquito de sal, cuando se pongan pochaditas echamos los tomates y los pimientos troceados y lo salteamos todo junto durante unos 3/4 minutos hasta que se haga el tomate y apartamos la mitad.

Con la mitad de nuestro sofrito en la misma sartén echamos el bacalao que habíamos desmenuzado y lo salteamos un minuto y a continuación echamos una cucharadita de harina y la sofreímos también y echamos un chorrito de leche y mezclamos bien como si fuera una bechamel sin dejar de remover un minuto o dos.

Cogemos los pimientos y los vamos rellenando del sofrito de bacalao con bechamel que acabamos de hacer, los vamos rellenando con una cuchara y con cuidado, que estos pimientos son muy frágiles, se rompen enseguida.

En una sartén o una cacerola baja echamos la mitad del sofrito que hicimos al principio y vamos colocando los pimientos que estamos rellenando y los dejamos hervir todo junto un par de minutos y listo.

También los podemos meter en una fuente de horno a 150º durante 8/10 minutos, eso es otra opción, quedan igual de ricos si se hacen en la cacerola como si se hacen en el horno.