Jalea de arazá

Lavamos muy bien la fruta.

Cubrimos un bol grande con la tela y vamos llenando con la fruta cortada. Hacemos un atado, cuidando que no se salga nada de fruta y lo cerramos bien con un hilo de atar. Ponemos este atado en una olla grande y cubrimos hasta arriba con agua. Llevamos a hervir por una hora o más, hasta que la fruta deje su color, aroma y gusto en el agua.

Cuando esta pronto, retiramos y escurrimos muy bien el atado de fruta, sin miedo, como si estuviéramos escurriendo ropa. Lo que importa es que toda la peptina de las semillas quede en el agua. Cuando abrimos el paquete vemos que la fruta quedó como una pasta dura y perdió su color rojo.

Pasamos este líquido a otro recipiente y tomamos una taza o tazón que usaremos como nuestra medida, y lo vamos llenando y contando cuantas medidas de liquido tenemos mientras las devolvemos a la olla. POR CADA 3 MEDIDAS DE LÍQUIDO AGREGÓ 1 MEDIDA DE AZÚCAR.

Llevamos a fuego suave y dejamos hervir hasta que llegue al punto de bolita blanda.

Envasamos en frascos de vidrio (previamente esterilizados, ver procedimiento en mis recetas) en caliente. Cubrimos la boca del frasco con un papel film doble tratando de sacar todo el aire. Cerramos con la tapa correspondiente bien apretada e inmediatamente los damos vuelta y apoyamos sobre una tabla o un repasador doblado en cuatro hasta que enfríen. Una vez fríos, almacenar en lugar oscuro.