Precalentar el horno a 175°C. Engrasar y enharinar dos moldes redondos para pastel de 23 cm.

En un tazón grande, tamizar la harina, el azúcar, el bicarbonato de sodio, el polvo de hornear, la sal y el cacao en polvo sin azúcar. Mezclar bien.

En otro tazón, batir el aceite, el buttermilk, los huevos, el extracto de vainilla, el colorante alimentario rojo y el vinagre blanco hasta que estén bien combinados.

Agregar los ingredientes húmedos a los ingredientes secos y mezclar bien con una batidora eléctrica hasta que estén combinados y la masa esté suave.

Dividir la masa uniformemente entre los dos moldes para pastel y alisar la superficie con una espátula.

Hornear durante 25-30 minutos o hasta que un palillo insertado en el centro del pastel salga limpio.

Sacar del horno y dejar enfriar en los moldes durante 10 minutos. Desmoldar los pasteles y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.

Para hacer el frosting, batir la mantequilla hasta que esté suave y esponjosa. Agregar el azúcar en polvo, el extracto de vainilla y la leche, y batir hasta que estén bien combinados y la mezcla esté suave.

Colocar uno de los pasteles en un plato para pastel y cubrir la superficie con una capa generosa de frosting. Colocar el otro pastel encima y cubrir todo el pastel con el frosting restante, utilizando una espátula para extenderlo uniformemente.

Decorar con ralladura de limón o chocolate rallado, si lo deseas.