Mientras dejamos reposar la mezcla anterior en el frigorífico preparamos la base para nuestra tarta. Se trata de un bizcocho sin huevo, para que no suba mucho. Para ello mezclamos la leche con la mantequilla, el azúcar de caña y el cacao y ponemos la mezcla en un recipiente para tartas, la cantidad necesaria para que cubra la base, para que no nos quede muy grueso. Lo horneamos a 180 grados unos diez minutos.

Una vez tengamos la base lista echamos la mezcla de la tarta de queso encima. Precalentamos el horno a 180 grados y la horneamos durante unos 45 minutos. Cuando la pinchemos con un cuchillo y salga limpio estará en su punto. Finalmente le ponemos la mermelada con arándanos en la superficie una vez la hayamos sacado del horno y la dejamos enfriar a temperatura ambiente. Y ya la podremos cortar en suculentas raciones. ¡Buen provecho!