Después ponemos la sal en el agua, que deberá estar templada para que se disuelva.

Mezclamos bien, primero con una cuchara y finalmente con las manos.

También podéis usar la Thermomix, amasando 3 minutos a velocidad espiga.

Dejamos que repose la masa tapándola con un paño limpio durante 20 minutos.

Pasado ese tiempo espolvoreamos harina en nuestra mesa de trabajo y haremos porciones, de aproximadamente 40 gr.

Realizamos bolas con cada porción y volvemos a dejar reposar durante 20 minutos para que pierda fuerza y sea más fácil realizar las tortillas.

Primero con las manos le vamos dando forma redondeada y finalmente con un rodillo estiramos, girando la masa cada pasada de rodillo, para que nos quede forma circular. Deben de quedar muy finas.

A continuación, ponemos una sartén de diámetro grande o una crepera. Debe de estar muy caliente y seguramente la primera no quede perfecta, pero una vez que tome temperatura todo irá rodado.

Dejaremos cada tortilla un par de minutos por lado, con mucho cuidado de que no se quemen.

Ahora viene el gran secreto para que las tortillas no se queden secas. Según salgan de nuestra sartén las pondremos en un plato y con un spray vamos a espolvorear bien de agua. Tanto por un lado como por otro. Después taparemos con un paño que previamente habremos humedecido en agua.

Así se conservarán y el resultado será una tortilla flexible y perfecta para usar.

Terminamos la operación con el resto de la masa, sin olvidarnos de pulverizar el agua nada más salir de la sartén y tapar con el paño húmedo.

Ya están listas para usar. Podemos conservarlas bien tapadas en el frigorífico o incluso congelarlas.

Son ideales para hacer fajitas de pollo.

¿Os animáis a probar?