Ayer a punto estuvo Noé de zarpar… llovió de tal manera que parecía que no escamparía nunca.
Y nosotros, como Noé, fuimos en búsqueda de nuestra pareja de mastines….
Ya he dicho más de una vez que soy bastante desmemoriada, pero me acuerdo como si fuera ayer, del día que vi a mi primer mastín (Cosmo). Lo recogió mi padre y vino con él, a buscarme a clase, el cachorro ocupaba todo el coche (teníamos un Ford Fiesta) y tuvimos que traerlo a casa para salir de nuevo a comprarle el pienso. Después de Cosmo, llegó Larios, más tarde Fermín, Cándida, el pobre Shusie (que se fue demasiado pronto) y Paradigma.
Ahora en el jardín están Cándida (con trece años) y Paradigma (de tres), y hoy se han incorporado —por ahora de manera intermitente, hasta que se sepan cuidar solos—: Livia y Montalbano (imposible poner otros nombres cuando acabo de terminar el último del Comisario).
Livia y Montalbano tienen dos meses y medio, y aunque no lo parezca son hermanos, la diferencia de tamaño entre ellos es que mientras la hembrita se quedó con el criador y su madre (cuando ésta enfermó), el macho lo cuidó un amigo que también se quedaba otro cachorro. (De todos modos, esperamos que con el tiempo, esa diferencia sea cada vez menor).

#growing_family