Aquí tengo un molde de unos 22 centímetros de diámetro al que le e puesto papel de horno en la base, le untamos un poco de mantequilla tanto por la base como por las paredes del molde y también le vamos a esparcir un poco de harina, haciendo esto nos resultará más fácil desmoldar el bizcocho.

En este bol tengo 3 huevos, le añadimos el azúcar.
Como veis estoy utilizando el recipiente del yogur como vaso medidor, así nos evitamos tener que andar pesando los ingredientes.
Ahora procedemos a batirlo, primero con las varillas apagadas para que el azúcar no salga volando y después ya con las varillas encendidas. Pero si no tenéis varillas eléctricas lo podéis hacer con varillas manuales perfectamente.
Batiremos la mezcla hasta que triplique su volumen y tenga un aspecto cremoso.

Ahora incorporamos el yogur, yo estoy utilizando un yogur de limón, pero vosotros usad el que más os guste.
Y añadimos también el aceite.
Volvemos a batir para incorporar los ingredientes.

Ahora añadimos la harina y la levadura química sobre un colador y procedemos a tamizarlo.
Y con la ayuda de una espátula vamos a integrar la harina con movimientos envolventes hasta conseguir una mezcla cremosa.

Ahora vertemos la mezcla en el molde, rebañamos bien el bol para no desperdiciar nada.
Le damos unos golpecitos al molde para quitar las posibles burbujas que se hayan podido formar.

Y lo metemos al horno, que debe estar previamente precalentado, lo dejaremos unos 40 minutos a 180º centígrados con calor arriba y abajo.
Si veis que por arriba se está dorando demasiado le podéis poner papel de aluminio por encima.

Pasado ese tiempo, lo sacamos del horno y le metemos un palillo para ver si está hecho por dentro, si sale limpio es que ya está hecho por dentro, si no, lo dejamos 5 minutos más en el horno.
En este caso el palillo sale limpio, así que el bizcocho está hecho.
Dejamos que se enfríe el bizcocho.
Y ahora con cuidado lo desmoldamos.