Es preferible tener la mantequilla a temperatura ambiente. Batimos la mantequilla hasta tenerla cremosa, añadimos el huevo y lo incorporamos. Añadimos la harina y la cucharadita de sal y mezclamos hasta obtener una masa. Añadimos el queso y lo incorporamos con la ayuda de un tenedor.

Hacemos una bola con la masa y con un rodillo la aplanamos hasta unos 3-4 cm entre dos papeles de horno. Metemos la masa a la nevera unos 20-30 minutos para que endurezca y sea más fácil trabajar con ella.

Sacamos la masa de la nevera y cortamos nuestras galletas con un cortador o un vaso. Las colocamos en una bandeja con 2 papeles de horno (para evitar que se quemen). Horneamos unos 8-10 minutos a 200 grados, unos 4-5 minutos cada lado de la galleta. Podéis poner un poco de orégano encima.

Quedan unas galletas crujientes por fuera y tiernas por dentro. El sabor dependerá del queso que uséis.