Disponer en un bol todos los ingredientes salvo las manzanas y la manteca (y la masa, obvio). Mezclar bien. No usar toda el azúcar, sino reservar un poco para el final

Pelar y rallar las manzanas y rociar con jugo de limón.

Añadir las manzanas a la mezcla anterior y revolver muy bien. El jugo de la manzana ablandará las pasas. Reservar.

Encender el horno a 160º. Colocar la masa comprada sobre un lienzo espolvoreado con harina. La que compré es un rectángulo tamaño A4, como una hoja de papel.

Con la ayuda del palo de amasar, estirar con cuidado y paciencia, para que el rectángulo crezca lo más que pueda, sin romperse. Debe quedar casi transparente.

Pincelar con abundante manteca casi líquida, reservando un poco para el final. Distribuir la mezcla en uno de los bordes, del modo más parejo posible.

Comenzar a enrollar con cuidado, pues como se ve, la masa ha quedado muy sutil. Cuidar de ir cerrando muy bien los bordes.

Disponer en una asadera (rectangular o redonda, da igual) bien enmantecada. Pincelar el strudell con manteca y espolvorear con el resto del azúcar y, si les gusta, con otro poco de canela.

Llevar al horno hasta que esté parejamente dorado. Si el horno tiene quemador arriba y abajo, cubrir durante los primeros 20' con papel de aluminio para que no se queme. Luego retirar hasta que se dore la superficie. Unos 30'

Si resisten a comerlo en cuanto salga del horno, la masa se ablandará un poco. Si no, verán que resulta crocante.