Empieza por pelar una cebolla y rállala o pícala muy chiquitita. Ahora toma el bacalao seco y salado y lávalo muy bien bajo el grifo de agua frotando bien hasta que no notes ningún trocito de sal y así no te queden los macarrones demasiado salados. Ponlo en un escurridor y cuando haya soltado un poco el agua de lavarlo, acaba de secarlo con papel de cocina para que no te quede el sofrito aguado.

Con unas tijeras corta el bacalao primero a tiras y después a daditos bien pequeños.

En una cazuela pon unas 5 o 6 cucharadas de aceite y cuando esté caliente rehoga la cebolla y enseguida echa también el bacalao. Déjalo a fuego suave, que se vaya dorando la cebolla y ve removiendo de vez en cuando para que no se queme. Cuando ya se ha dorado añade el tomate triturado y mezcla bien.

Ve calentando una olla con agua y muy poquita sal porque el bacalao ya tiene suficiente y cuando el agua hierva, echa los macarrones sin gluten sin echar aceite al agua. Déjalos el tiempo de cocción que marque el paquete a partir de que vuelve a hervir y remueve de vez en cuando.

Mientras se cuece la pasta prepara un alioli con un huevo entero, un dedo y medio de aceite de oliva suave, un ajo pelado y sin el germinado para que no repita. Corta el ajo chiquitito y sin añadir sal en un vaso batidor. Bate dejando la batidora al fondo primero y después ve haciendo movimientos circulares. Ya lo tienes listo.

La pasta ya está al dente, escúrrela y mézclala con el sofrito de cebolla, bacalao y tomate y deja que se temple un poco antes de añadir el alioli para que no se cuaje el huevo si está demasiado caliente. Remueve hasta mezclar bien. Ya ves que va quedando una salsita espesa, deliciosa y verás lo bien que huele.

Pues estos macarrones ya están a punto de servir y comer antes de que se acaben de enfriar.