Para la masa:
Batir los huevos con el azúcar.

Disolver la levadura en el agua tibia.

En un bol grande poner los huevos y el agua, mezclar y añadir la leche tibia y el aceite y vinagre.

Vamos a ir añadiendo la harina, junto con la sal poco a poco. Vamos amasando hasta que se nos despegue de las manos.

Yo lo he hecho con la amasadora eléctrica, no soy una experta panadera y no me aclaro bien al manejar estas pastas tan pegajosas.

Dejamos reposar la masa tapada un par de horas hasta que doble el volumen.

Una vez transcurrido el tiempo del primer levado preparamos papel de horno y lo cortamos en cuadraditos. A mi me salieron unas 16 pelotas de 40 gr.

Las pesaremos para no hacerlas demasiado grandes, sino, al freír se quedan un poco crudas por dentro.

Vamos cogiendo porciones de masa y les vamos dando forma redondeada y las depositamos sobre el papel.

Esto lo hago así porque después del segundo levado las bolitas están muy esponjosas y a la mínima que las tocas se deforman y pierden el aire, de modo que lo que hago es coger el papel y sin tocar la bolita la deposito con cuidado en el aceite caliente.

El segundo levado será de 1 hora. Doblarán su volumen, aunque al freír también se inflan.

Mientras han estado levando podemos preparar la crema pastelera para el relleno.

Para ello podemos hacerlo de dos formas. O bien preparar una crema pastelera tradicional o una crema pastelera sencilla de flan que podéis encontrar entre mis recetas.

Calentamos una sartén antiadherente con abundante aceite de girasol e iremos friendo las pelotas a fuego medio, con cuidado de que no se nos quemen, tienen que quedar doraditas. Se ponen morenas enseguida y no queremos que se queden crudas tampoco. Así que vais jugando vosotros con el fuego.

Las sacamos a un plato y dejamos que se enfríen un poco.

Con un cuchillo de sierra las partiremos por la mitad.

En un plato ponemos azúcar blanco y las rebozamos por completo.

Crema pastelera tradicional:
Poner a calentar en un cazo la leche (apartar un vasito), el azúcar, la canela y el limón.

En un vasito a parte disolvemos la leche que hemos apartado con la maicena y las yemas.

Al primer hervor apartamos del fuego y añadimos poco a poco el vasito de leche con las yemas y la maicena sin dejar de remover con las varillas.

Volvemos a llevar al fuego hasta que espese. La reservamos en un bol tapada con film. Que toque la superficie para que no se haga costra. La dejamos enfriar hasta el momento de rellenarlas.

Rellenamos las bolitas con la crema pastelera y a degustarlas!!!