En esta ocasión he optado por cocinar a la antigua usanza, utilizando una cazuela de barro y fuego lento, total para un día que cocino caliente, merece la pena esmerarse.

Comenzamos colocando un generoso chorro de aceite de oliva en la cazuela de barro a fuego medio.

Mientras de calienta el aceite cortamos el solomillo a medallones de dos centímetros de grosor.

Sellamos los medallones en el aceite caliente.

Mientras lavamos y troceamos los pimientos (no es necesario ponérselos, pero como los tenía perdidos en la nevera, pues algo aportarán).

Damos unas vueltas más para que se integren los sabores y añadimos un vaso de vino negro y el tomate.

Añadimos también el orégano, la sal, el ras el anout y removemos.

Rectificamos el punto de sal y especias, como para mi gusto lo encontré un poco ácido le añadí dos cucharaditas de azúcar.

Cuando las patatas estén tiernas (unos 30 minutos), añadimos las setas escurridas y dejamos cocinarse unos 20 minutos más.