Comenzamos separando las claras de las yemas.
Batimos las primeras hasta formar un merengue sólido, más o menos 5 a 8 minutos con batidora a velocidad máxima.
Cuando esté listo añadimos el azúcar en forma de lluvia sin dejar de batir y lo haremos por otros 5 minutos.

Ahora añadimos las yemas de a una, siempre batiendo y poniendo la siguiente cuando se haya integrado bien la anterior.
Por último agregamos la vainilla e integramos.

Nos lleva casi 20 minutos de batido pero vale la pena el resultado.
Luego agregamos la maicena tamizada y lo haremos de a una cucharada removiendo de forma lenta y envolvente.

Pasamos la mezcla a molde levemente aceitado y en mi caso le espolvoreé maicena.
Usar molde desmontable es lo mejor. Yo utilicé uno de 22 cm. de diámetro.
Llevamos a horno precalentado y cocinamos a 180 grados por 35 minutos, fue el tiempo exacto que llevó.
Se puede hacer la prueba con un palito de madera.
Un tip que probé para que no se bajara al enfriarse fue al apagar el horno dejar la puerta abierta y el molde sobre el borde, así el golpe de frío no es de repente.
Y no se bajó ni un poquito.

Desmoldamos totalmente frío y con cuidado, porque queda más tierno que un bizcochuelo común.
Ya está listo para cortar y rellenar.
Que disfruten!