Fabes con almejas

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Santiago de Compostela

Sinceramente, las fabes con almejas nunca fueron de mi gusto, pero he de admitirlo, cuando probé las que había hecho la tía Finita, en seguida me quise hacer con la receta.

Fue en una de esas fiestas familiares, en la que la mesa casi no daba para todos los postres que allí había.

Como siempre, la gente lleva postres y claro, el nivel de azúcar acaba en las nubes. Si a esto le sumamos que hay unos cuantos diabéticos en la familia, la cosa se pone complicada.

Pero nada, todos seguimos llevando postres con la mejor de las intenciones.

Alguna vez os hablé de mi suegra y de sus recetas, que a veces tardo hasta diez años en tenerlas completas.

Pues Finita es su hermana, con lo que no puedo garantizar que la receta sea la que es. Y eso que su hija, Noelia, se afanó en pasármela. Tres versiones me dió de la receta.

Aunque todo sea dicho, en mi familia hay un dicho que es “quien a los suyos se parece, honra merece” y en este caso, querida Noelia, te pareces, te pareces. Algún que otro paso me lo tuve que sacar yo de la manga, que todo, todo, no venía explicado. Pero con las generaciones, el traspaso de las recetas va mejorando, aquí no hay duda.

Pues bien. Haciendo un mix de las tres recetas, junto con alguna que otra incorporación mía, os presento esta receta de fabes con almejas que espero que os guste.

Fabes con almejas

Sinceramente, las fabes con almejas nunca fueron de mi gusto, pero he de admitirlo, cuando probé las que había hecho la tía Finita, en seguida me quise hacer con la receta.

Fue en una de esas fiestas familiares, en la que la mesa casi no daba para todos los postres que allí había.

Como siempre, la gente lleva postres y claro, el nivel de azúcar acaba en las nubes. Si a esto le sumamos que hay unos cuantos diabéticos en la familia, la cosa se pone complicada.

Pero nada, todos seguimos llevando postres con la mejor de las intenciones.

Alguna vez os hablé de mi suegra y de sus recetas, que a veces tardo hasta diez años en tenerlas completas.

Pues Finita es su hermana, con lo que no puedo garantizar que la receta sea la que es. Y eso que su hija, Noelia, se afanó en pasármela. Tres versiones me dió de la receta.

Aunque todo sea dicho, en mi familia hay un dicho que es “quien a los suyos se parece, honra merece” y en este caso, querida Noelia, te pareces, te pareces. Algún que otro paso me lo tuve que sacar yo de la manga, que todo, todo, no venía explicado. Pero con las generaciones, el traspaso de las recetas va mejorando, aquí no hay duda.

Pues bien. Haciendo un mix de las tres recetas, junto con alguna que otra incorporación mía, os presento esta receta de fabes con almejas que espero que os guste.

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Ingredientes

  1. 2cebollas
  2. 1 dienteajo
  3. 1par de cucharadas de tomate triturado
  4. 1 manojoperejil
  5. Aceite de oliva
  6. 1/2 kiloalmejas
  7. 1/2 kilofabes
  8. Sal

Paso a paso

  1. 1

    Dejar las habas con agua en remojo doce horas como mínimo. Yo le suelo echar cuatro veces más de agua que de habas, ya que las buenas suelen triplicarse en volumen, y no interesa que queden fuera del agua, pues esa parte no se hará correctamente.

    También dejaremos las almejas en agua fría para que suelten toda la tierra.

  2. 2

    Picamos una cebolla bien menuda.

  3. 3

    En una olla amplia ponemos las habas bien cubiertas de agua, que sobre como unos cinco centímetros por encima de ellas. Agregamos también la cebolla picada.

  4. 4

    Las pondremos a fuego medio hasta que rompan a hervir. En ese momento agregamos un litro de agua fría. Mejor si es agua mineral. Esto es lo que se llama “asustar”.

  5. 5

    Subimos el fuego al máximo y dejamos que hierva durante media hora. Volvemos a asustar con agua fría.

  6. 6

    Dejaremos ahora que se haga unas dos horas con fuego fuerte, vamos, que hierva bien hervido.

  7. 7

    Asustaremos otra vez con agua fría y dejaremos que se hagan durante otra media hora a fuego fuerte.

  8. 8

    Mientras tanto picamos la otra cebolla y el ajo junto con el perejil.

    En una sartén pondremos un poco de aceite de oliva y echaremos la cebolla el ajo y el perejil hasta que ablanden.

  9. 9

    Sacaremos las almejas del agua. Y digo que las sacaremos, no que colamos las almejas, ya que de esta manera se puede volver a introducir la arena en las almejas.

    En una olla ponemos las almejas y la tapamos. A fuego fuerte dejaremos que se hagan durante unos cinco minutos, hasta que veamos que todas las almejas han abierto.

    En el caso de haya alguna que no acaba de abrir, mejor la tiramos, que esto significa que estaban muertas y que, por tanto, no conviene utilizar.

  10. 10

    Ahora vamos a juntarlo todo. En la olla en la que tenemos las habas vamos a añadir las almejas así como la preparación que hemos hecho con la cebolla, ajo y perejil. A partir de ahora ya no vamos a remover, sino que agarraremos la olla por las asas y la bailamos.

    Tapamos y dejamos que se haga a fuego fuerte durante unos 20 minutos.

  11. 11

    Dejaremos reposar una o dos horas y volvemos a calentar.

    Ya están listas para tomar.

    Buen provecho

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Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén
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Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas.Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano.Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-.Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar.Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
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