Agregamos una pizca de sal y mezclamos muy bien hasta que estén todos los ingredientes integrados (Foto 1).

Añadimos a la mezcla anterior unas 5 cucharadas de harina y la levadura (Foto 2), mezclamos y seguimos añadiendo toda la harina y mezclando con las varillas manuales hasta que ya necesitemos usar la mano porque la masa ya esté muy espesa.

Seguimos mezclando con la mano hasta que este toda la harina integrada, sin necesidad de amasar solo necesitamos que lo ingredientes se integren y quede una masa un poco pegajosa y blanda (Foto 3).

Pasado el tiempo de reposo ponemos un poco de harina sobre la mesa y en las manos, volcamos la masa sobre la mesa y amasamos durante un momento y seguidamente la estiramos con un rodillo hasta que quede de un grosor de unos 3 milímetros (Foto 4).

Con un cortapisas o cuchillo afilado cortamos la masa estirada dejando forma de rectángulo, a su vez cortamos tiras de unos 5 a 6 centímetros de ancho y después cortamos las tiras para que queden rectángulos de unos 8 a 9 centímetros de largos (Foto 5).

En el centro de cada rectángulo hacemos un corte diagonal de unos 3 a 4 centímetros y giramos una de las puntas pasándola por el interior de corte del centro estiramos un poquito y ya tenemos formado el buñuelo (Foto 6), los vamos dejando sobre una bandeja con papel de hornear.

Una vez todos formados ponemos una sartén con abundante aceite a calentar a temperatura media, no es conveniente que este muy caliente para que se frían bien por dentro y no se quemen por fuera. Los freímos por tandas de a pocas unidades y cuando ya estén doraditos los retiramos a un plato con papel de cocina para que escurran (Foto 7).