Hasta ahora, al menos una vez al año, nos damos el súper capricho de comer angulas de verdad, y las preparamos siempre así —o alguna que otra vez, con una huevo frito por encima—. Pero éstas te quitan el antojo, y no sé muy bien porqué son como festivas 🎉🎊🎉 (¿no os lo parece?).
La receta es tan sencilla, que no requiere explicación, aunque si hay que tener precaución para que no se quemen y resequen, ni piquen demasiado — aunque siempre me ha encantado el picante ❤️🔥🌶🔥❤️—.
A mi Iaia Paquita le gustaban más con huevo frito 🍳, y es que ella siempre mantuvo la idea de que podría haber vivido toda su vida sólo con huevos 🥚 y patatas 🥔... Y aunque a mi de pequeña me parecía una exageración, cada vez estoy más convencida de que tenía razón (hay infinidad de combinaciones posibles ♾🤔♾). Pero regresando a este plato, a ella se le antojaban tan ricas que siempre era incapaz de echarlas a la sartén, sin antes haberlas probado... decía que se sacrificaba por nosotros, por si estaban malas 🤣... Y después siempre nos daba para probar 😋. Tan arraigado lo tenemos, que aún a día de hoy, seguimos sacrificándonos por los demás comensales, y está tan imbuído en el espíritu familiar, que hasta los yorkies 🐶🐾 que tenemos, nos piden su parte del sacrificio🤣🤣