Es recomendable primeramente tener todos los ingredientes de la masa a temperatura ambiente y precalentar el horno a 200ºC por los dos lados.

En un bol grande donde quepa todo, batir los huevos con el azúcar. Con varillas manuales o eléctricas. Con las manuales es más fácil ponerla en vertical y girar con las dos manos como si frotáramos el mango rápidamente. Batir hasta que blanqueen y aumenten de volumen. Si usamos azúcar moreno no notaremos mucho el blanqueo, pero basta que empiece a espumar.

Añadir la mantequilla y batir de nuevo hasta integrarla.

Añadir el queso mascarpone, el requesón, la nata fresca, la ralladura de limón y una pizca de sal. Batir hasta que esté bien integrado todo. No importa si se ve un poco la textura del requesón.

Añadir la harina tamizada con un colador e integrar bien en la mezcla con las varillas de nuevo.

Coge un papel de horno, hazlo una bola y luego extiéndelo en el molde de la tarta, tratando que cubra todos los rincones y doblando los bordes hacia afuera. Si sobran mucho, recórtalos.