En primer lugar, picamos en la picadora la cebolla y los dos dientes de lo más fino posible. Ponemos una cazuela baja con las ocho cucharadas soperas de aceite de oliva y cuando esté caliente el aceite, añadimos la cebolla y los ajos picados, y sofreímos durante cinco minutos removiendo de vez en cuando a fuego muy bajo para que no se queme.

A continuación, lavamos bien los tomates, los cortamos en trozos pequeños y trituramos bien en la picadora y reservamos.

Pasados los cinco minutos y veamos que la cebolla está bien sofrita.

Le añadimos el tomate triturado, el 1/4 de la cucharadita perejil deshidratado, sal y todas las especias menos la pizca de perejil deshidratado. Si tenéis perejil fresco mejor.

A continuación, removemos bien con una cuchara para que se mezclen todos los ingredientes que le hemos puesto hasta el momento.

Seguidamente, le ponemos la tapadera, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocinar durante treinta minutos. De vez encuadrado, destapamos, removemos y volvemos a tapar.

Pasados los treinta minutos, le quitamos la tapadera a la cazuela.

A continuación, le añadimos la cucharadita de azúcar y removemos bien para que se diluya en la salsa.

Seguidamente, le cascamos los tres huevos y los colocamos con mucho cuidado y dejamos una separación entre ellos.

A continuación, los espolvoreamos con una pizca de sal fina Marina, la pizca de perejil deshidratado, y le picamos un poco de pimienta negra con el molinillo.

Seguidamente, le ponemos de nuevo la tapadera y dejamos cocinar hasta que cuanjen los huevos sin que se pasen de cocción las yemas.

Pasados unos nueve minutos más o menos, retiramos la cazuela del fuego y listo..