(XXI)

Ya casi podía oler a Navidad. Desde hacía unos días la ciudad estaba iluminada y no paraban de poner villancicos en la radio. Era cierto, las notas del colegio se las darían en una semana, pero esa misma tarde, su padre iría a recogerla e irían juntos al mercado de Santa Lucía, donde como cada año, comprarían una figurita nueva para el pesebre.
Este año su padre quería comprar un alfarero, o bien una castañera —sólo si encontraban una bien bonita—, ya que la que tenían, se había caído cuando la guardaron a principios de año, y se le había descantillado la nariz. Pero ella no opinaba lo mismo. Ella, como siempre, sólo quería comprar animales. Sí, animales, ya que tenía la firme idea de que los animales calentaban al Niño Jesús en su cuna, y claro, habiendo nacido en diciembre, debía tener mucho frío.

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#Hoymejorquemañana